Es posible que haya notado que Microsoft se ha saltado un número en su serie de sistemas operativos Windows. Después de Windows 8, obtuvimos Windows 10 y ahora Windows 11. Pero, ¿qué pasó con Windows 9? ¿Fue un proyecto secreto que nunca vio la luz? ¿O Microsoft simplemente decidió cambiar su esquema de nombres por alguna razón? En esta publicación de blog, exploraremos las posibles explicaciones de este misterio.
Una de las teorías más populares es que Microsoft quería distanciarse de la recepción negativa de Windows 8, que introdujo una nueva interfaz radical basada en mosaicos y gestos táctiles. Muchos usuarios se quejaron de que Windows 8 era confuso, difícil de usar e incompatible con su software y hardware existentes. Microsoft intentó solucionar algunos de estos problemas con una actualización llamada Windows 8.1, que recuperó el botón de inicio familiar y permitió a los usuarios iniciar directamente en el modo de escritorio. Sin embargo, esto no fue suficiente para recuperar la confianza de los clientes, que prefirieron quedarse con Windows 7 o cambiar a otras plataformas.
Para evitar la asociación con Windows 8, Microsoft decidió saltarse un número y nombrar su próximo sistema operativo Windows 10, lo que supuso un gran salto en cuanto a prestaciones y rendimiento. Windows 10 también marcó el comienzo de una nueva estrategia para Microsoft, cuyo objetivo era crear una plataforma unificada que pudiera ejecutarse en diferentes dispositivos, como PC, tabletas, teléfonos inteligentes e incluso consolas de juegos. Windows 10 también introdujo un nuevo modelo de actualización, lo que significaba que los usuarios recibirían actualizaciones y mejoras periódicas en lugar de esperar una nueva versión cada pocos años.
Otra posible razón para omitir Windows 9 es que podría causar problemas de compatibilidad con algún software antiguo. Algunos programadores solían escribir código que verificaba el nombre del sistema operativo buscando el número 9 en él. Por ejemplo, si el código encuentra “Windows 95” o “Windows 98”, supondrá que se está ejecutando en una versión anterior de Windows y se comportará en consecuencia. Si Microsoft hubiera lanzado un Windows 9, este código podría haberlo confundido con uno de estos sistemas heredados y causar errores o bloqueos. Para evitar este problema, Microsoft decidió saltar a Windows 10, que no activaría este tipo de verificación.
Por supuesto, estas son solo especulaciones y Microsoft nunca ha confirmado o negado oficialmente ninguna de ellas. La verdad puede ser más simple o más compleja de lo que pensamos. Tal vez a Microsoft simplemente le gustó más el sonido de Windows 10 que el de Windows 9. O tal vez tenían otras razones que nunca sabremos. Lo que sí sabemos es que es probable que Windows 9 nunca exista, a menos que Microsoft decida sorprendernos con un lanzamiento retro en el futuro.
¿Qué pasó con Windows 9? Cuando todo parecía indicar que la próxima versión de Windows sería Windows 9, Microsoft lanzó Windows 10. La razón para saltarse esta versión de Windows está relacionada con la llegada de Satya Nadella como jefe de Microsoft, reemplazando al polémico Steve Ballmer.
Microsoft quería dar la impresión de que, después del cambio en el liderazgo, la empresa se había renovado por completo y que todas las decisiones que Ballmer había tomado eran cosa del pasado y que no se iban a repetir. Cuando todo parecía indicar que Windows 9 sería la próxima versión de Windows, un año antes de su lanzamiento, se produjo este cambio en Microsoft. Además, Windows 10 fue un cambio radical en comparación con las dos versiones anteriores de Windows ya que incorporaba las dos principales características de estas: el menú de inicio que había desaparecido con Windows 8 y las baldosas de información, baldosas que, con el lanzamiento de Windows 11 han pasado a formar parte de la historia.
Al pasar de Windows 8.1 a Windows 10, Microsoft implicaba que no había continuidad con esa versión de Windows que a los usuarios les gustaba tan poco. Realmente fue más una estrategia de marketing que otra cosa, pero fue más que suficiente para volver a captar la atención de los usuarios que, con el lanzamiento de Windows 8, habían considerado no actualizar y seguir con Windows 7, aunque ya no tuviera soporte. Eso era mejor que cambiar por completo la experiencia de usuario.
